El Hoplita
El Hoplita era un soldado temporario de las polis de la Antigua Grecia. Su arma representativa era la lanza y peleaba organizado en falanges. Este tipo de guerrero apareció por primera vez finalizando el siglo VII a.C.
La naturaleza fragmentada de la antigua Grecia, compuesta por numerosas polis independientes que competían entre sí, aumentaba la frecuencia con la que se daban los conflictos, aunque por otra parte limitaba la magnitud de las guerras.
Incapacitadas para mantener ejércitos profesionales, las polis confiaban en su propia población para pelear. Las campañas duraban poco y solían darse sólo durante el verano porque los soldados debían volver a sus profesiones.
Con el tiempo el armamento se fue refinando, a tal punto que al enfrentarse con los persas la superioridad hoplita era evidente. La larga lanza que llevaban medía 2,25 metros de longitud y estaba compuesta por una punta metálica y un asta de madera recubierta en cuero para que pudiera ser bien sujetada. El casco era simple y el escudo, redondo. También contaban con una espada para la lucha cuerpo a cuerpo: era de doble filo y medía 0,45 metros.
Cuando entraban en combate los hoplitas unían sus escudos y empuñaban sus lanzas, formando un enorme tanque humano que arrasaba a los enemigos. Esta formación se conoce como falange.
La capacidad de choque del ejército griego fue decisiva en la victoria de Maratón, en el año 490 a.C., con la que finalizó el primer intento de la dinastía Aqueménida de Persia de subyugar a la Antigua Grecia.
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